Los orígenes de la gelatina

Mucho antes de que la gelatina derivara su nombre del latín gelare (congelar), hace dos mil años, el homo sapiens premoderno ya se había dado cuenta de que esa sustancia gelatinosa que se producía al cocinar los animales era muy valiosa. Más exactamente, y según los arqueólogos, hace 8000 años.

 

En una época en la que había escasas garantías de «llegar a viejo», nuestros antepasados de las cavernas, y posteriormente los egipcios, obtenían una forma primitiva de gelatina calentando el pellejo y los huesos de los animales y elaborando así un «colágeno o cola de conejo» para fabricar ropa, muebles y herramientas que podían suponer la diferencia entre sobrevivir o morir en las difíciles e inhóspitas condiciones de vida de la época.

En el Antiguo Egipto también elaboraban caldos a base de huesos y descubrieron que una vez que algunas extracciones se enfriaban se podían comer – Fue entonces cuando con toda probabilidad por primera vez se produjo gelatina como alimento.

Sin saberlo, estaban produciendo una forma primitiva de lo que hoy conocemos como «colágeno parcialmente hidrolizado».

Uso de la gelatina como alimento

En la Edad Media, el vínculo entre los alimentos y la nutrición pasó a un primer plano; los expertos médicos de la época alababan las bondades para la salud de las articulaciones de las cornamentas de ciervo, ricas en gelatina, o de los caldos elaborados con las patas de las vacas.

En la época medieval, los extractos gelatinosos derivados de la cocción de distintas carnes se hicieron muy populares y a menudo de endulzaban y aderezaban para tomarlos como postre.

Pero se trataba de un proceso muy laborioso y acabó limitándose a la nobleza, ya que ellos podían permitirse tener sirvientes que lo hicieran. Esto cambió en el Renacimiento cuando Denis Papin, un matemático francés, inventó la olla a presión, en 1682.  La olla a presión o «digestor», que es como era conocida entonces, permitió hervir mejor los huesos, permitiendo reducirlos para formar láminas u hojas de gelatina que, tal y como el propio Papin afirmó, podían «usarse como alimento para la gente».

Ya en 1754 se registró la primera patente para el procesamiento de gelatina en el Reino Unido.

Durante las guerras napoleónicas, a principios de los años 1800, el «pequeño general» en persona ordenó investigar el potencial de la gelatina para usarla como una fuente alternativa de proteínas para sus ejércitos cuando escaseara la carne, algo que ocurría con frecuencia durante las infinitas guerras que asolaron Europa en esa época.

La gelatina se desarrolla

Poco quedaba ya de aquella gelatina pura originada a partir de colágeno que comenzó como un primitivo pegamento, pero es en el siglo XIX cuando el procesado y las aplicaciones de la gelatina experimentan una auténtica revolución y con la era industrial emergió como un sector legítimo y cuantioso.

La gelatina para fabricar pegamento se produjo por primera vez de manera industrial en Lyon, en Francia central oriental, en 1818.

En el mundo farmacéutico, en 1834, Francois Mothes, un químico francés patentó unas cápsulas de gelatina que enmascaraban el sabor amargo de muchos medicamentos, al mismo tiempo que los protegían para que no se estropearan.

En 1847, el londinense James Murdock inventó una cápsula de gelatina telescópica de dos piezas, pero aún habrían de pasar otros 50 años antes de que la producción masiva de cápsulas de gelatina revolucionara el sector farmacéutico con el vasto potencial de los medicamentos en polvo encapsulados.

En la industria alimentaria, en 1845 se patentó en Estados Unidos una gelatina en polvo que se podía utilizar para cocinar y elaborar postres a base de gelatina. Medio siglo más tarde, esta forma de gelatina fue adoptada por la marca neoyorkina Jell-O, que se convirtió en todo un icono culinario del siglo XX en América y allende sus fronteras.

Por todo esto, a finales de los años 1800 se producían en masa láminas, hojas u bloques de gelatina y gelatina en polvo para usarlos en la industria farmacéutica, alimentaria y de fabricación de adhesivos.

La gelatina estaba demostrando ser un sustancia muy versátil y fundamental para todas estas industrias y pronto se descubrieron nuevas aplicaciones.

Por esta época, las mejoras y el perfeccionamiento de la producción permitieron que las placas con una emulsión de gelatina pura ayudaran a popularizar la fotografías (y los rayos x) simplificando el revelado de fotografías que hasta ese momento era un proceso caro, que llevaba mucho tiempo y con resultados desiguales.

Rousselot fue una empresa pionera en este campo, comenzando a producir en la década de 1890 gelatina multiusos extraída del colágeno principalmente de origen porcino y bovino en su recién estrenada fábrica francesa.

Hoy en día, en 2021, Rousselot es el proveedor de gelatina número uno en todo el mundo1.

El siglo XX: La producción masiva expande las aplicaciones de la gelatina

A medida que transcurrían los años 1900 y las economías de escala comenzaban a dejarse notar tras décadas de experimentación, se aprovechó el perfeccionamiento de las técnicas de procesamiento de la gelatina y sus excepcionales propiedades gelificantes y espesantes y su olor y sabor neutro para producir pastillas de goma, gominolas y ositos de goma.

Las ventas pronto de dispararon y las fábricas francesas y alemanas suministraban gelatina de calidad a todo el mundo.

 

Las aplicaciones cosméticas, farmacéuticas y de suplementos también se dispararon con el desembarco en el sector médico y cosmético de comprimidos de gelatina, cápsulas de gelatina, bálsamos de gelatina y emulsiones de gelatina.

La empresa farmacéutica estadounidense Eli Lilly, que llevaba desde 1897 usando gelatina para la fabricación de algunas de sus cápsulas, inauguró la primera línea de producción automatizada de cápsulas de gelatina duras en 1913.

Para 1930 las cápsulas de gelatina blanda ya se producían masivamente usando máquinas de llenado blando y otras innovaciones, como las tabletas recubiertas de gelatina, pasaron a ser algo corriente, popularizando el uso de la gelatina.

La gelatina en tiempos de guerra

La gelatina desempeñó un importante papel durante la Primera Guerra Mundial, siendo utilizada a veces como sustituto para las transfusiones de plasma para curar a los heridos (ya que la escasez de plasma solía ser habitual2). Usando así la gelatina se salvaron muchas vidas.

Las cápsulas a base de gelatina y otras formas farmacológicas eran muy populares durante la Primera Guerra Mundial y la gelatina se usaba para cápsulas que albergaban en su interior todo tipo de sustancias, desde morfina y codeína, hasta cocaína o anfetaminas (que entonces era legales) para tratar a los soldados y ayudarles a superar el dolor físico y psicológico derivado del horror de la vida en las trincheras3.

 

¿SABÍA QUE...?

La empresa farmacéutica alemana Merck lleva vendiendo cocaína legalmente desde 1862. El ejército británico daba a sus soldados un mejunje de cocaína y nuez de cola recubierto de gelatina denominado Forced March (marcha forzada) elaborado por Burroughs Wellcome & Co desde 1890. En la etiqueta del envase ponía «Calma el hambre y prolonga el aguante».

Las gominolas de gelatina con forma de bebés conocidas como jelly babies se hicieron muy populares cuando Bassett’s, un fabricante de chucherías, creó los Peace Babies para conmemorar el armisticio de la Primera Guerra Mundial, en noviembre de 1918.

La Segunda Guerra Mundial devastó la industria europea de la gelatina, ya que muchas fábricas quedaron dañadas o completamente destruidas por los bombardeos, mientras que la demanda de gelatina fotográfica aumentaba por su importancia estratégica para las operaciones militares.

La gelatina evoluciona

En la postguerra la industria de la gelatina se recuperó rápidamente comenzando un período de crecimiento que se ha prolongado hasta nuestros días con los alimentos y suplementos alimenticios (59 %) y aplicaciones farmacéuticas (31 %) a la cabeza4.

El pegamento de gelatina todavía sigue siendo muy apreciado para algunas tareas por su facilidad para calentarse y enfriarse y su extraordinaria fuerza, de hasta 1,6 toneladas por centímetro cuadrado. Es el favorito de los fabricantes de instrumentos musicales y de los conservadores de documentos.

Y a ellas se suma un creciente número de nichos de aplicaciones emergentes como, por ejemplo:

Aplicaciones farmacéuticas sensibles

  • Sustitutos del plasma
  • Esponjas quirúrgicas
  • Tapones femorales
  • Productos hemostáticos
  • Vacunas
  • Agentes para terapias con células madre
  • Jaulas para bacterias de laboratorio

Aplicaciones técnicas

  • Geles forenses
  • Pegamentos para restaurar libros
  • Blanqueantes para la colada
  • Agentes aglutinantes para pinturas
  • Fertilizantes para plantas

Aplicaciones alimentarias novedosas

  • Clarificantes para bebidas

Las asociaciones del gremio han emprendido una lucha para promover la colaboración y la puesta en común de los conocimientos dentro del sector; desarrollar y comunicar la ciencia; propugnar reglamentación adecuada y garantizar que se produzcan productos con la máxima calidad.

Entre ellas figuran la asociación de Fabricantes de Gelatina de Europa (GME) fundada en 1974; la Asociación de Fabricantes de Gelatina de América del Sur (SAGMA) en 1995; la Asociación de Fabricantes de Gelatina de Asia Pacífico (GMAP) en1996 y recientemente, la Asociación de Fabricantes de Gelatina de Japón (GMJ) y el Instituto Americano de Fabricantes de Gelatina (GMIA).

Desde julio de 2020, las cuatro asociaciones regionales trabajan juntas en un grupo de trabajo conjunto, Representantes Mundiales de Fabricantes de Gelatina (GROW) para que el sector de la gelatina esté mejor representado en la escena internacional.

¿Cómo se fabrica la gelatina hoy en día?

Tal y como hemos visto en esta breve historia, la gelatina ha hecho un largo recorrido a lo largo de varios miles de años, desde un caldero en el que se hervían huesos y pellejos de animales, hasta las sofisticadas plantas de fabricación actuales que caracterizan a la industria moderna de fabricación de gelatina. El hecho es que extraer del colágeno nativo una gelatina de alta calidad constante para satisfacer los requisitos de hoy en día en un proceso complejo y difícil. Y muy pocos saben hacerlo.

Rousselot únicamente emplea procesos higiénicos estrictamente controlados que cumplen con las normas internacionales ISO, HACCP y GMP para producir únicamente gelatina sin transformación química y sin OGM que sea un referente en el sector.

Esta obsesión por el control de calidad y la trazabilidad se aplica en cada paso del proceso en nuestras 11 plantas escalables repartidas en cuatro continentes para cumplir a rajatabla ya sea con los requisitos del sector alimentario, farmacéutico, cosmético, biomédico o de las aplicaciones técnicas.

Esta obsesión por la calidad ha sido el motor que ha impulsado estos 130 años de refinamiento, especialización e innovación, que son la contribución de Rousselot a los 8000 años de evolución de la gelatina.

Y después de todos estos años y de todos estos siglos, lo mejor es que en 2021 todavía nos queda mucho por descubrir sobre las milagrosas moléculas que forman la gelatina.

Una historia que se sigue escribiendo en laboratorios de todo el mundo.